Reserva ovárica: qué es y cómo se puede mejorar

La reserva ovárica es probablemente el tema divulgativo más comentado últimamente, ya que es el principal indicador de la fertilidad femenina y, por otro lado, está muy vinculado a embarazos en edades más avanzadas o la preservación de la fertilidad, ambas muy actuales también.

¿Qué es la reserva ovárica?

Conceptualmente, la reserva ovárica es la población total de óvulos que tiene una mujer. Y nos referimos tanto a la vertiente cuantitativa como a la cualitativa. Como veremos a continuación, ambos aspectos son casi igual de importantes, por lo que representan y porque van disminuyendo a lo largo del tiempo; además, ciertos hábitos de vida y determinadas condiciones médicas pueden afectarlas de forma significativa.  

¿Cómo evoluciona la reserva ovárica?

Partimos de un hecho que es clave: los óvulos se forman antes del nacimiento, entre el 3º y 5º mes del desarrollo del feto y, según nuestro conocimiento actual, a partir de ese momento, no habrá más producción. Dicho de otra forma, la mujer nace ya con todos sus óvulos. Pero éstos permanecen en reposo en una etapa muy inmadura de su desarrollo hasta el momento de su activación. Este también es un mecanismo que intenta protegerlos a lo largo del tiempo, pero no es del todo eficaz y de ahí la disminución progresiva de su calidad.

Otro aspecto muy importante: cuantitativamente, la mayoría de los óvulos no se utilizan en las ovulaciones. Se estima que al nacer hay aproximadamente 1 millón de óvulos, en el momento de la primera regla (o menarquia), alrededor de 400.000 y en la menopausia unos 1000. La “vida fértil” de una mujer (entendiéndose como el período entre la menarquia y la menopausia), abarca unas 4 décadas durante las cuales habrá alrededor de 500 ovulaciones, lo que supone un 0,1% de la pérdida total de óvulos. 

Que la mayoría de los óvulos se pierdan sin ser utilizados responde a dos razones: en primer lugar, la ovulación supone un proceso de selección natural en el que, de un conjunto de óvulos que son reclutados y salen de su estado de reposo, sólo uno conseguirá completar el desarrollo, mientras que los demás se perderán. Y en segundo lugar, sabemos que prácticamente todas las mujeres tendrán, en cada uno de sus ciclos, 1 ó 2 “oleadas” más de reclutamiento de óvulos que no se llegarán a utilizar y también se perderán.

Paralelamente, la calidad va disminuyendo con el tiempo y el trasfondo biológico es que los óvulos tendrán cada vez más dificultad para completar su maduración con normalidad. Esto se traduce principalmente en una mayor probabilidad de anomalías genéticas (cromosómicas), y a su vez una tasa menor de embarazos y mayor de abortos o de enfermedades como el síndrome de Down.

Reserva de ovulos

¿Cómo podemos mejorar la reserva ovárica?

En el momento actual no existe ninguna estrategia probada de mejora. Entonces sería más correcto hablar de optimizarla y, para ello, debemos analizar primero aquellos factores que pueden influir sobre la reserva ovárica.

Principalmente tenemos dos:

1. Hábitos de vida: especialmente el consumo de tabaco y drogas. 

Respecto a la alimentación, no hay una dieta especialmente eficaz. A nivel teórico, los alimentos antioxidantes ayudarían a mantener la calidad del óvulo, principalmente a través de conservar su integridad genética. Entre ellos destacan frutas como el arándano, açai y uva, verduras como el brócoli, hortalizas como zanahoria, tomate y pimiento, el té verde, el cacao puro y las almendras. Por otra parte, se ha observado en algunos estudios el impacto negativo de los metales pesados en la reserva ovárica, por lo que se recomienda restringir el consumo de pescados como el atún, bonito o pez espada.

2. Condiciones médicas: aproximadamente un 10-15% de las mujeres tienen la reserva ovárica disminuida, lo que implica una mayor dificultad para embarazarse respecto al mismo grupo de edad. Desafortunadamente, en su mayoría, la causa sigue sin conocerse, aunque se recomienda una evaluación genética (cariotipo y estudio de X-frágil). 

En segundo lugar, la endometriosis, que por lo general afecta a los ovarios, puede disminuir la reserva ovárica tanto cuantitativa como cualitativamente.

Por último, no menos importantes son los efectos colaterales de determinados tratamientos. Destacaremos las cirugías sobre el ovario y los tratamientos de quimio y/o radioterapia.

Acorde con todo esto, debemos recomendar a nuestras pacientes que eviten el consumo de drogas, incluso de forma ocasional, y que limiten el consumo de alcohol y sobre todo de tabaco. 

Sin embargo, y atendiendo especialmente a la baja reserva ovárica o a aquellas mujeres que vayan a someterse a una cirugía pélvica o a un tratamiento de radio/quimioterapia, la mejor estrategia a día de hoy es la prevención: por un lado, previo a cualquiera de estos tratamientos es obligatorio informar adecuadamente sobre la congelación de óvulos (y, en casos excepcionales, de tejido del ovario). 

Pero más importante aún: es más que conveniente que la mujer tenga monitorizada su reserva ovárica en cada revisión ginecológica, y ante la sospecha de una disminución sea remitida a un especialista para valoración y asesoramiento. 

Por último, en el momento actual existen las denominadas terapias de rejuvenecimiento ovárico que intentan generar óvulos nuevos a partir de células progenitoras; estos tratamientos aún son de tipo experimental, si bien con resultados esperanzadores.

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