Estamos acostumbrados a oír en los distintos medios de comunicación noticias sobre el aumento de los índices de sobrepeso y obesidad a nivel mundial, pero ¿Somos realmente conscientes de lo que esto supone? ¿O por el contrario pensamos que es un problema que a nosotros no nos concierne?
Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 el 39% de personas adultas de 18 años o más tenían sobrepeso y el 13% eran obesas. Puede no parecer llamativo a simple vista, pero esto supone que más de 1900 millones de adultos padecen sobrepeso, siendo más de 600 millones obesos. Son cifras realmente alarmantes, especialmente si tenemos en cuenta que la mayoría de personas ni siquiera es consciente de que padece sobrepeso.
La propia definición que da la OMS de sobrepeso nos indica que se trata de una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Además de ser un factor de riesgo para desarrollar enfermedades vasculares, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer, cada vez es más evidente que el sobrepeso incrementa el riesgo de infertilidad, siendo éste 3 veces mayor en una mujer obesa con respecto a una mujer de peso normal.
Son muchos los factores en los que influye un peso elevado a la hora de buscar gestación. Por una parte, las mujeres obesas pueden tener asociado un Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) que se traduce en anomalías ovulatorias y, por tanto, menor posibilidad de conseguir gestación espontánea. Incluso en mujeres con ciclos ovulatorios normales, se observa una disminución de la tasa de embarazo espontáneo si padecen obesidad. Esto es debido a que la obesidad afecta negativamente a la calidad del óvulo y a la receptividad endometrial.
En cuanto a los tratamientos de reproducción asistida, las pacientes con obesidad tienen peor pronóstico ya que:
- Son necesarias dosis de medicación más elevadas para conseguir una estimulación ovárica
- Presentan una reducción significativa de la tasa de embarazo
- Se ha observado un aumento en las tasas de aborto
De igual manera, en el caso de los varones, cada vez son más notables los efectos negativos de la obesidad en la calidad seminal. La obesidad produce alteraciones en el balance hormonal masculino, lo que se manifiesta en la reducción significativa de algunos parámetros espermáticos tales como la concentración y la morfología. Todo ello puede afectar, finalmente, a la calidad embrionaria.
Además hay que tener en cuenta que las mujeres obesas tienen mayor probabilidad de desarrollar durante el embarazo hipertensión, diabetes gestacional tipo 2 o preeclampsia (estado patológico de la mujer en el embarazo que se caracteriza por hipertensión arterial, edemas, presencia de proteínas en la orina y aumento excesivo de peso; puede preceder a una eclampsia) que, sumado a un riesgo incrementado de prematuridad, disminuye la tasa de recién nacido vivo, siendo éste el objetivo final de un tratamiento de reproducción asistida.
Sin embargo, el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades asociadas, pueden prevenirse en su mayoría. Es importante que cuidemos nuestro estilo de vida pero, más especialmente si estamos buscando gestación o vamos a iniciar un tratamiento de reproducción asistida.
Así, la mejor opción para mejorar la fecundidad y el desarrollo gestacional es la reducción del peso pre‐gestacional, independientemente del modo de concepción.
Victoria García Aroz
Embrióloga Amnios In Vitro Project