Últimamente, los profesionales de la Reproducción Asistida hemos asistido tan asombrados como perplejos a la aparición de un nuevo concepto en el campo de los tratamientos médicos para superar la infertilidad, un tanto bizarro, como es la “inseminación artificial casera”.
Actualmente existen, fuera de nuestras fronteras, bancos de gametos masculinos que ofrecen la posibilidad a mujeres y parejas de elegir y adquirir personal y directamente muestras seminales de un donante y de realizarse una inseminación casera mediante un sencillo protocolo y al margen de cualquier control sanitario. Desde el mismo momento, a finales del año 2014, en que esta opción estuvo accesible a cualquier persona surgieron voces defendiendo o cuestionando tanto la legalidad del procedimiento como su eficacia.
En cuanto a su discutida legalidad, nuestra “Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida” es bastante clara al respecto y no deja lugar a dudas. En su anexo A.1.define la Inseminación Artificial como una técnica de reproducción asistida; y en su Capítulo 1; Artículo 4.1 dice textualmente: “La práctica de cualquiera de las técnicas de reproducción asistida sólo se podrá llevar a cabo en centros o servicios sanitarios debidamente autorizados para ello por la autoridad sanitaria correspondiente”.
Entonces, de acuerdo a nuestra Ley, queda claramente demostrado que estas prácticas fomentadas por distintos intereses desde países nórdicos vulneran nuestra legislación vigente, al realizarse un técnica de reproducción asistida al margen de los centros debidamente autorizados. Podremos discutir la pertinencia o no de este tipo de leyes, si hay que actualizarlas, modificarlas o eliminarlas, pero lo que no es discutible a día de hoy es que se trata de una práctica ilegal en España. Y así lo ha confirmado recientemente el servicio jurídico de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
Pero no solamente se está cometiendo un acto ilegal; en la inseminación artificial intrauterina, que es la técnica llevada a cabo en las distintas clínicas y unidades especializadas en reproducción artificial se realiza un correcto procesamiento de la muestra seminal eliminando el medio crioprotector que ha servido única y exclusivamente para poder congelar la muestra, por otro medio rico en nutrientes y otras moléculas que proporcionan a los espermatozoides una mayor viabilidad. Estos espermatozoides así preparados y seleccionados son depositados por manos expertas en el interior del útero de la futura mamá en el momento exacto y óptimo para favorecer la fecundación, momento que ha sido propiciado médicamente y controlado milimétricamente a través de ecografías y analíticas. Aún así, esta técnica tiene una tasa de éxito que puede oscilar entre un 10 y un 30%, en el mejor de los casos.
Cuando hablamos de inseminaciones caseras, la muestra seminal no es procesada, el momento elegido para realizar el procedimiento es responsabilidad única y exclusiva de la usuaria, llevada a cabo por alguien sin ningún conocimiento técnico y, por último, los espermatozoides son depositados en la vagina y no en el útero. Todo ello hace que las posibilidades reales de conseguir un embarazo sean siempre inferiores al 4%. En realidad, y si toda la manipulación se realiza correctamente, la tasa de éxito en este tipo de procedimientos caseros sería totalmente equiparable a mantener relaciones sexuales consentidas normales.
Paco Guijarro
Responsable de Laboratorio Amnios In Vitro Project