Desde sus orígenes en los años 70, es evidente que el campo de la reproducción asistida ha sufrido una rápida y eficaz evolución hasta ofrecernos hoy en día las mejores y más novedosas técnicas para conseguir aumentar las probabilidades de embarazo. Pero, ¿qué puede ofrecernos hoy en día?
Es más que reputado el primer nacimiento conseguido a través de una técnica de reproducción asistida: Louis Brown “el bebé probeta” que tuvo lugar en Reino Unido en 1978. Sin embargo menos conocido es el primer embarazo conseguido mediante estas técnicas, que ocurrió precisamente en España en 1973, aunque lamentablemente la gestación no llegó a término. Desde entonces, lo que surgió como un método innovador y poco habitual se ha convertido en un procedimiento médico frecuente y cada vez más necesario en nuestra sociedad. La forma de vida ha cambiado, modificando los hábitos reproductivos de la población, sin embargo, las técnicas de reproducción asistida van un paso por delante.
Actualmente las técnicas de reproducción asistida con las que contamos, nos permiten solucionar la mayoría de los problemas de fertilidad tales como: Anovulación, Obstrucción en las trompas, Endometriosis, Factor masculino, Edad materna avanzada e incluso prevenir la aparición de enfermedades genéticas en la descendencia.
Es precisamente en este último aspecto, la genética, uno de los mayores avances que han experimentado la medicina reproductiva. Con el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) es posible diagnosticar y prevenir la transmisión de enfermedades graves causadas por la alteración de un gen (denominadas enfermedades monogénicas), permitiendo el estudio de los embriones antes de ser transferidos al útero materno y, por lo tanto, antes de que tenga lugar la implantación, evitando que las parejas con riesgo genético elevado tengan que tomar decisiones de interrupción del embarazo en el caso de detectarse una anomalía cromosómica una vez conseguido la gestación. Además, aunque la probabilidad sea baja, podría también darse el caso de encontrarnos ante una pareja incompatible genéticamente, lo que actualmente se puede comprobar mediante el test de compatibilidad genética, donde mediante un análisis de sangre se detectan las mutaciones de las que ambos progenitores son portadores y se establece si existe compatibilidad o riesgo de transmitir la enfermedad a la descendencia.
Hasta hace no mucho tiempo, se desconocía en muchos casos la causa de aborto cuando aparentemente la gestación estaba yendo bien. Hoy en día, la genética nos ha proporcionado la explicación que estábamos buscando y, lo que es más importante, las herramientas para solucionarlo.
Otro de los principales avances que destaca por haber aumentado notablemente los resultados es la evolución de los medios de cultivo y del aparataje del laboratorio, que nos ha permitido recrear unas condiciones lo más similares posibles al útero materno para que los embriones se desarrollen apropiadamente. Esto, por una parte ha permitido prolongar los cultivos hasta el quinto o sexto día tras la punción ovárica, proporcionando una mejor selección de los embriones. Y, por otra, esta mejor selección ha permitido reducir el número de embriones a transferir y, por tanto, aumentar el número de embriones criopreservados, por si se requiriera un nuevo intento sin ser necesario de este modo tener que pasar de nuevo por el proceso de estimulación ovárica, punción, etc.
Las técnicas de congelación y descongelación de gametos y/o embriones han avanzado tanto que a día de hoy los resultados conseguidos con material biológico criopreservado equiparan prácticamente a los resultados obtenidos con un ciclo en fresco, lo que proporciona a los pacientes más posibilidades de lograr gestación en un único ciclo de tratamiento hormonal, sin disminuir la calidad del proceso.
Por tanto, los avances genéticos, la mejoría de medios de cultivo, las novedosas técnicas de vitrificación y la mayor cualificación del personal sanitario permiten adaptarse a las necesidades del paciente y ofrecer cada vez una mayor variedad de servicios con la finalidad de lograr una gestación evolutiva.
Victoria García Aroz
Embrióloga Amnios In Vitro Project