El primer paso en reproducción asistida para conocer el diagnóstico clínico es la realización de un estudio de fertilidad.
El estudio de fertilidad es un conjunto de pruebas que se realizan para comprobar la normalidad del aparato genital de la mujer y verificar si se dan todos los factores necesarios para que se produzca un embarazo y pueda llegar a término. Además, este examen nos permite detectar posibles patologías que puedan ocasionar problemas en la concepción.
La doctora Marian Chávez, directora médica de Amnios In Vitro Project, nos explica en qué consiste el estudio de fertilidad y cuándo debe hacerse.
¿Cuándo debe iniciarse?
“El estudio de fertilidad debe iniciarse fundamentalmente en base al tiempo que una mujer está buscando un embarazo”, comenta la doctora. Por ello, la edad de la mujer es un factor clave para iniciar las pruebas médicas diagnósticas de la infertilidad.
Si una mujer tiene menos de 35 años, “se puede dejar el periodo de un año de búsqueda de embarazo natural antes de realizar el estudio de fertilidad”. Por el contrario, si la mujer supera los 35 “solo se dejará el plazo de 6 meses de búsqueda natural del embarazo”, precisa la doctora Chávez.
¿En qué consiste el estudio de fertilidad?
El estudio de fertilidad básico analiza la fertilidad femenina y masculina. En el caso de la mujer, se valora la reserva ovárica. Y, en cuanto, al hombre se analizan las condiciones del esperma. Para la realización de todas las pruebas, bastará con solo con una visita a la clínica.
Para realizar un análisis básico del semen, se lleva a cabo un seminograma. La prueba permite medir algunos parámetros como son “la concentración de espermatozoides/ml, la movilidad y la morfología de los mismos”, indica la doctora.
Además, el estudio permite “capacitar la muestra con el recuento de espermatozoides móviles” siendo un parámetro importante en la orientación y elección del tratamiento de reproducción asistida más adecuado para la pareja, comenta.
Por otro lado, la valoración de la reserva ovárica de la mujer se realiza “mediante un recuento de folículos en los ovarios” a través de pruebas diagnosticas como son la ecografía transvaginal y la analítica hormonal.
Pruebas complementarias
Si los resultados del estudio básico de fertilidad no son concluyentes, se complementará con la realización de otro tipo de pruebas adicionales. La prueba complementaria más común es la histerosalpingografía.
Esta prueba es una técnica radiológica que sirve para “comprobar la permeabilidad de las trompas de Falopio”, nos indica la doctora Chávez.
Consiste en la introducción de un “contraste radiológico” en el cuello del útero de la mujer. Posteriormente mediante la realización de distintas radiografías se “comprueba como es el paso del líquido a través de las trompas de Falopio”, explica.
Los estudios de fertilidad pueden realizarse en diversos momentos. “La ecografía para el recuento de folículos puede realizarse en cualquier momento del ciclo”, manifiesta.
Sin embargo, la determinación de ciertas hormonas deberá realizarse en un periodo concreto. Algunas hormonas de valoración de la reserva ovárica como son la estimulante de los folículos (FSH), la hormona luteinizante (LH) y estradiol “hay que hacerlas en los primeros días del ciclo”. Mientras que la determinación de la hormona antimulleriana “puede realizarse en cualquier momento del ciclo” reitera la doctora Chávez.